Municipio del oeste de la comarca de Sierra Mágina y cuyo extremo noreste se incluye dentro del parque natural de Sierra Mágina. El término municipal desciende desde los 2100 m del noreste hasta los 500 m en el río Guadalbullón, para elevarse posteriormente hacia el suroeste hasta los 1000 m de la Sierra de Grajales.
El olivar, prácticamente monocultivo, ocupa las laderas descendentes de los numerosos picos y principalmente se concentran en las tierras al sur y este, constituyendo la mitad de la extensión municipal. Destaca la huerta de Pegalajar, regada con las aguas de un manantial que se regula en una gran charca, desde donde se distribuye el agua a través de una red de canales a las parcelas en bancales. La actividad es agrícola y casi basada únicamente en el olivar y la industria almazarera.
Patrimonio Historico
En el verano de 1225 los cristianos tomaron por primera vez este castillo. Años después, Fernando III tomó de nuevo el "Alcázar de Pegalhaiar" durante el invierno de 1244, en los prolegómenos de la toma de Jaén. Los cristianos fortificaron el castillo de Pegalajar de tal forma que no volvió a ser tomado por los musulmanes en ninguno de los cercos a que fue sometido. En la puerta meridional del castillo, sobre un arco apuntado hay una lápida conmemorativa referente a las obras realizadas, probablemente en la primera mitad del siglo XV.
El Mercado de Abastos
El mercado de abastos es uno de los más antiguos de la comarca, y durante una buena parte del siglo XX fue un elemento básico en la vida económica del pueblo. Construido en los años 30, albergó las carnicerías y los puestos de hortalizas y otros productos de compraventa diaria en Pegalajar. Además, en sus proximidades muchos campesinos buscaban a primeras horas de la mañana hacer el trato con el que conseguir un jornal. Por todo ello, este lugar fue también uno de los espacios de interacción social más importante del pueblo.
Patrimonio Historico
Castillo de Pegalajar
Está situado sobre una peña que domina la vega regada con las aguas de la Fuente de la Reja, tradicional sustento económico de la población. En este lugar pudo existir también otra primitiva construcción de tipo defensivo, que serviría de base para la nueva. En los restos que aún quedan, se pueden apreciar dos fortificaciones distintas en el tiempo. Una primitiva, constituida por un recinto interior amurallado, que comprendía la mayor parte de la actual calle de la Villa, con dos puertas de entrada. La primera, situada al Norte, flanqueada por dos torreones de base circular; y la segunda, al Sur, defendida por dos torreones de base rectangular.
Otro torreón, también de base rectangular, más alto y fuerte que los anteriores, que hoy es el campanario de la Iglesia, formaba parte de este recinto interior o alcázar. El recinto exterior, de origen posterior y hoy más dañado que el anterior, servía de ampliación a la primitiva fortificación. Esta muralla se extendía desde la zona Sur‑Oeste del primer recinto, donde bajaba en dirección a la calle Carnicería; aquí existía una puerta de entrada que actualmente se conserva en buen estado y es el conocido Arco de la Encarnación; continuaba hacia el Este, siguiendo la dirección de la calle Carnicería y dejando en su interior la calle Arco de la Villa, hasta la calle Carril, donde se cerraba con el muro de la primitiva fortificación. Por la zona Norte, la nueva muralla se extendía por encima de la calle Carril Alto, abarcaba dentro de sí el recinto de la actual Iglesia y lonja -patio de armas- y parte de la calle Peñuelas, cerrándose al Sur, unos metros por arriba del Arco de la Encarnación.
El Mercado de Abastos
El mercado de abastos es uno de los más antiguos de la comarca, y durante una buena parte del siglo XX fue un elemento básico en la vida económica del pueblo. Construido en los años 30, albergó las carnicerías y los puestos de hortalizas y otros productos de compraventa diaria en Pegalajar. Además, en sus proximidades muchos campesinos buscaban a primeras horas de la mañana hacer el trato con el que conseguir un jornal. Por todo ello, este lugar fue también uno de los espacios de interacción social más importante del pueblo.
El edificio se ubica en el centro de la localidad. Aún conserva su estructura primitiva, de planta cuadrangular, y la mayor parte de los elementos arquitectónicos que lo caracterizan. Tiene dos plantas, la de abajo era el antiguo matadero y en la primera se sitúa el mercado, con patio central cerrado con cancela de hierro, alrededor del cual se establecían los puestos de venta. En cada esquinase eleva una torreta donde se guardaban los utensilios de uso diario en las actividades que se desarrollaban. La mayor parte de los materiales del edificio son los tradicionales: muros de tosca, mortero de cal y arena......
La parte posterior del edificio conecta en desnivel con la Huerta, por lo que tiene una panorámica privilegiada sobre la misma.
El Lavadero
El agua proviene de una de las acequias principales que salen de la Charca y que transcurre pegada al lateral norte del lavadero, la cual se bifurca una vez pasada la casa del guarda por medio de una compuerta o “atajaero” y recogen el centro de la nave, ya por una pileta alargada, a cuyos lados están las piedras de lavar.
A este lugar acudían muchas mujeres de Pegalajar a lavar la ropa y aunque también era usado para la lavar los lienzos y capachos de la recogida de aceituna, lo que caracteriza a este lugar fue precisamente el ser un espacio de sociedad femenina privilegiada.
El conjunto integrado por la Fuente de la Reja, la Charca y la Huerta de Pegalajar es, todavía hoy, parte esencial del patrimonio histórico-cultural-económico de Pegalajar, como lo reconoce su declaración como “Lugar de Interés Etnológico” y su inclusión en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (Orden de 4-9-2001 de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía).
La Fuente de la Reja, la Charca y la Huerta no sólo han sido elementos fundamentales en el origen y desarrollo de Pegalajar como población. Desde que se tiene noticia, la Fuente de la Reja ha alimentado al pueblo de agua y es el referente esencial para la vida de la población.
La Charca ha sido un lugar de encuentro e interacción social importantísimo que, integrada progresivamente en el tejido urbano, se ha convertido en una auténtica “plaza mayor”, lugar de paseo, de recreo, de baños, de juegos infantiles, de cortejo… y en lugar central para el desarrollo de buena parte de las acciones simbólicas, festivas o de otro tipo, que se producen en Pegalajar.
La Huerta, por su parte, ha constituido un espacio fuertemente conectado al de la Charca y la Fuente. Así las acequias que parten de la Charca propiciaban la existencia de lugares como el lavadero, la fábrica de jabón, los molinos de aceite o de harina, que daban lugar a un continuo tráfico entre el pueblo y la zona de la Huerta. Del mismo modo que las calles del pueblo se prolongan a través de los caminos que llegan hasta los bancales comunicando las viviendas y el espacio público urbano con el espacio agrícola de los huertos.
Todas estas razones han hecho que la Fuente, la Charca y la Huerta, junto a otros elementos relacionados con los usos y manejo del agua hayan sido reconocidos como un Bien Cultural y como Patrimonio Etnológico Andaluz. El texto de la Orden de la Consejería de Cultura describe los valores que destacan en el entorno catalogado:
“ Por un lado, si gran valor arquitectónico, ostensible tanto en las técnicas constructivas como en la magnitud de la obra, al tratarse de un complejo sistema en el que se imbrican gran variedad de elementos singulares que van a tener como nexo de unión el agua, cuyo uso y reparto están regulados por unas prácticas heredadas consuetudinariamente. Por otro, su dimensión cultural, al tratarse de un patrimonio vivo, de origen remoto que ha pervivido hasta nuestros días sin cambios sustanciales, constituyéndose en uno de los pilares básicos, no sólo para la economía sino también para las costumbres e identidad de los pegalajeños…/… Todos estos factores convierten a este lugar en uno de los ejemplos más significativos de la cultura del agua, no sólo de Andalucía sino del resto del estado español, y en un modelo emblemático de interacción hombre-naturaleza.”
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